Respuesta de SAF a las declaraciones de la ministra Garré

Tras leer declaraciones de la ministra de Seguridad de la nación, Nilda Garré, la ONG Salvemos al Fútbol no tiene más remedio que preguntarse si la funcionaria cree que vive en el país de las maravillas, o si su ingenuidad no le permite darse cuenta de que en 2012, la violencia del fútbol argentino lleva ya la cifra de 10 muertes en un semestre, un lamentable récord que supera todo lo acontecido hasta ahora en toda la historia.

 

Pese a la buena voluntad que seguramente puede tener la ministra, sus declaraciones de hoy a la agencia nacional de noticias Télam sólo generan desconcierto y estupor.

 

Dice la ministra que “la violencia en el fútbol involucra a una multiplicidad de responsables e intereses” y que “no hay solución posible si se pretende abordarla únicamente como un problema policial”, y que la aplicación de distintos protocolos permite ir encontrando “las primeras respuestas”.

 

Con 10 muertos y centenares de heridos en el semestre, amenazas como las que deben padecer dirigentes como los de Independiente o Bánfield, y varios jugadores de planteles de diferentes clubes, asesinatos como el del joven Gonzalo Saucedo, ocurrido en el estadio Monumental que pese a todo no fue suspendido y sólo fue clausurada, en una burla a la sociedad, la tribuna del hecho ante la impotente mirada de los funcionarios, a los que la AFA les impone las condiciones de seguridad, resulta imperioso que Garré determine con claridad cuáles son esos “responsables” e “intereses”.

 

La ministra dice también, con acierto, que muchos dirigentes “perdieron la capacidad de dirigir sus clubes”, por lo cual a esta ONG le gustaría saber cuál es el plan concreto del Estado al respecto, y de a conocer cuál es el “mapa preciso de la violencia en el fútbol” que está, supuestamente, trazando el ministerio a pedido de la presidente Cristina Fernández de Kirchner.

 

Salvemos al Fútbol coincide plenamente con algunos de los diagnósticos de la ministra en cuanto a la complicidad de la mayoría de los dirigentes del fútbol, así como muchos protagonistas, y la velada crítica a la Policía y a ciertos operativos de seguridad como el del día de la muerte de Saucedo, pero se le recuerda a la funcionaria que es su área la que debe dar respuestas concretas y no quedarse en una mera descripción, por más acertada que ésta fuera y que es de su área la mayor responsabilidad al respecto porque es tarea insoslayable del Estado nacional la búsqueda de soluciones para terminar con las muertes alrededor del fútbol en lo que antes era una fiesta popular.

 

Es evidente, también, que la “arquitectura institucional” adoptada por el Ministerio de Seguridad, que también parece tener buenas intenciones, no alcanza si no se termina de entender que dirigentes políticos (algunos de su propio Gobierno que están ligados estrechamente a Hinchadas Unidas Argentinas, cuyos barras bravas viajaron al Mundial 2010 con fondos no investigados), dirigentes deportivos, Policía, protagonistas y buena parte de los medios de comunicación conforman una industria del negocio llena de complicidades en la que las barras bravas son absolutamente funcionales.

 

Al menos, entre las ONG que dice la ministra que ha consultado para establecer los nuevos protocolos y la “arquitectura institucional”, se encuentra SAF, sin aclarar que esta institución le manifestó su claro rechazo al mismo.

 

Muchos de los organismos que aparecen como consultados por el Ministerio son justamente los que SAF viene reiterando que no tienen autoridad para aconsejar en tanto y en cuanto muchos de ellos son absolutamente funcionales a una industria que necesita de las barras bravas y es cómplice de ellas.

 

SAF hace notar también que no hubo consulta con científicos sociales especializados en esta temática, como sí se hace en los países serios y que el Estado argentino sigue sin tener estadísticas serias y completas sobre un fenómeno que ya lleva 268 muertes, 168 desde la llegada de Julio Grondona a la presidencia de la AFA en 1979 y 55 desde la asunción de Néstor Kirchner como Presidente de la Nación en 2003.