Rosario, dos nuevas muertes.

La dificultad para comprender la diferencia entre la rivalidad deportiva y el sinsentido de la muerte, tuvo un nuevo capítulo el domingo 19 de octubre en la ciudad de Rosario, ocasión en la cual, finalizado el clásico entre canallas y leprosos, murieron dos personas víctimas de ajusticiamientos personales a partir de rencillas provocadas por los avatares del evento.
Desde Salvemos al Fútbol expresamos nuestra profunda preocupación por este tipo de acontecimientos, que no sólo enluta el deporte, sino a nuestra sociedad en su conjunto.
Las reacciones ante los resultados y circunstancias de los clásicos, la tensión con la que los vive cada parcialidad, y la poca claridad de las autoridades en general (y Policía en particular) para dar señales transparentes y concretas sobre lo que es deseable como sociedad a la que le interesa el deporte fútbol en toda su dimensión y folclore, pero para nada la muerte y la violencia, provocan un cóctel explosivo que lleva inevitablemente a este tipo de comportamientos.
No alcanza -aunque sea pertinente- el juzgamiento de los particulares autores de estos sucesos gravísimos. Tampoco alcanza con las proclamas de ocasión, o con un insignificante y efímero pésame a los deudos de las víctimas,Martin Acosta y Lautaro Bova, que después no se corresponde con colaboración alguna en lo sucesivo.
Debe analizarse a fondo lo que sucede, y tomar caminos que, repetimos, deben ser claros, puntuales y especialmente sencillos en su aplicación.
Los hay, que no se dude tampoco, pero hay que encontrarlos y aplicarlos rápido, para evitar, justamente, más muertes.