“Las barras no están únicamente por el dinero”

Verónica Moreira es antropóloga, investigadora del CONICET y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Durante más de diez años trabajó y entrevistó a hinchas, dirigentes y barras del Club Atlético Independiente, con el objetivo de analizar las relaciones entre el fútbol y la política y preguntarnos si efectivamente los barras son grupos de choque de políticos y si lo que los motiva es el dinero.

A diferencia de otras investigaciones sobre barras, Moreira trabajó sobre clubes grandes, algo que desde su punto de vista implica “que la hinchada tenga otra estructura¨. Sobre el tema remarcó: ¨Estas estructuras más grandes tienen una dinámica, tienen cierta autonomía. No viven en el aislamiento, están relacionadas con otros actores. Construyeron cierto poder que tiene que ver con el capital social, por cómo se insertan en redes de relaciones con gente que es muy conocida, que es prestigiosa o como con gente del barrio¨.

– Cuando hablas de la autonomía ¿A qué te referís?

– Significa que tienen cierto poder, que no dependen únicamente de otros grupos sociales.

 – ¿Como los dirigentes?

– Sí, como los dirigentes o como los políticos. Las barras grandes tienen una estructura que tiene que ver con la cuestión jerárquica, se sabe quiénes son los jefes. Ya sea uno o varios, se sabe muy bien. Después hay grupos que pueden acceder a ese poder porque están bien posicionados en términos de construcción de poder, tanto porque tienen “aguante” como porque tienen una relación de amistad con el jefe del momento. Y después viene “la tropa”. A su vez todo eso está dividido como en barrios. Es una estructura compleja, y eso está en permanente movimiento. Te doy un ejemplo: en Independiente, en un momento, llegaron del barrio de Gerli unos diez hinchas. Después quedaron dos, hasta que el grupo desapareció. Entonces son estructuras con mucha movilidad, y en función de quién es el jefe, los barrios pueden tomar mayor envergadura, tener más fuerza, más poder respecto de la hinchada. El territorio y la jerarquía son dos variables que están ordenando la dinámica, por lo menos en Independiente y me arriesgo a decir que también en Boca, en barras grandes como River o Racing.

 -¿De qué manera influye esta autonomía en su relación con la política?

– Tiene que ver con la idea de poder, porque tienen margen de acción. Me parece que estos grupos aprendieron a jugar el juego político, al menos en tiempo de elecciones. Las barras grandes tienen jefes, y son ellos los que tienen ese margen de acción. En tiempos electorales ellos muestran no sólo el capital “aguante” que sirve para intimidar, como cuando hacen de protección en un acto o salen a pintar paredes.  Esas son parte del paquete de actividades que se hacen cuando estás en campaña política, y son tareas en las que tenés que meter el cuerpo, ya sea para pintar, para defender el paredón, para estar en la calle, y saber defender este espacio como se defienden los territorios, los trofeos de guerra, con las camisetas. Pero para poder exponerse y posicionarse en las disputas entre y con los dirigentes, para mantener o reforzar las posiciones de poder también precisan otro capital, el social.

 – ¿Creés que los barras son manipulados?

– Lejos de ser manipulados, me parece que en todo caso habría que hablar en ambos sentidos: de los dirigentes a los barras y de los barras a los dirigentes. Si tuviéramos que usar esos términos, es viceversa.

Se suele afirmar que el financiamiento de las barras surge del negocio de drogas, pase de jugadores, entradas a recitales, estacionamiento los días de partido o la reventa de las entradas que les dan los dirigentes de los clubes. Pero ¿Siempre el fin de una barra es el dinero?  Al respecto, la antropóloga sostiene: ¨A la gente de la barra no se la puede caracterizar únicamente como un agente que busca dinero. Si bien es algo que atraviesa las relaciones, no siempre es así. El prestigio, por ejemplo, el renombre que surge de pertenecer, la fama, también influye. Puede suceder que un individuo simplemente ponga el cuerpo para hacer una pintada, aguantar la pared o vaya a conquistar la pared del otro, y que ese trabajo sea ad honorem. Sin embargo, de alguna forma espera un trabajo futuro, porque está la promesa de conseguir algo en el tiempo: si gana el candidato al que estás apoyando, que te retribuya. Pero lo que hacen no es un trabajo remunerado. Me parece que es importante relativizar la idea de que están únicamente por el dinero, aunque el dinero es obviamente un valor importante para ellos¨.

– ¿Qué rol ocupa la violencia en esa trama?

– Creo que es el signo que los termina distinguiendo. Después te mueven gente para ir a votar, saben qué hacer con eso. Construyen poder al interior del grupo, manejan plata, saben hacer negocios, algunos son carismáticos, tienen relaciones con un montón de gente, tanto dirigentes como políticos. Después de todo, ¿es tan distinto a la política que se hace en espacios como el municipal, provincial o nacional? Lo que me parece que se distingue ahí es la jactancia de la violencia física. Hacer de la violencia un emblema. La violencia es como el emergente de una red de relaciones que a veces puede estar invisibilizada, pero es una red de relaciones donde juegan distintos actores.

– Antes mencionaste que hay una relación recíproca entre hinchas y otros sectores como políticos, dirigentes o la policía. ¿Qué necesita uno del otro, qué se ofrecen entre sí?

– Me parece que ocultan secretos.  No es necesariamente una relación comercial. Como se conocen, ocultan, silencian y hacen la vista gorda. Por eso hay una dimensión moral, donde a la barra se le adjudica una maldad, es demonizada, y el resto parecen actores ajenos al drama. Sin embargo, se conocen. Por ejemplo, si alguien de la barra cae preso, es posible que un dirigente brinde información o ayuda. Y desde el lado de la dirigencia, me imagino que los secretos que se callan son los de los pases de jugadores, o cuando algún dirigente deportivo tiene sus “quioscos” en el interior del club.

 – Entonces, de alguna manera pensar que la violencia se resuelve con “decisión política” es erróneo.

– Me parece que “decisión política” suena como si fuera la decisión de una persona, y yo creo que debería estar destinado a todas las esferas donde se hace política. Además me parece que no es un camino del todo viable, porque estas relaciones entre la política y la barra en un club de fútbol da cuenta del modo en que se hace política en la Argentina.